martes, 26 de julio de 2022

tengo un agujero negro en el pecho

 si te immortalizo en un poema no volverás. nunca más.
y no quiero que vuelvas
pero qué hipócrita hacerlo
ahora que dueles.


esto se puede titular "me he prometido no hacerte ningún poema y estoy haciéndolo tan bien que he tenido que twittearlo"
llenar el dolor,
el vacío,
que dejas
con arte
y palabras tristes,
cbd para tranquilizar
mi ansiedad,
sollozos
y llantos.
no es que no estés,
es lo que dejas.


y cómo lo dejas.
no es vacío
por ti,
por no estar,
no te echo de menos (así).
es vacío
de lo que vivimos
y nos dijimos.
son esas palabras bonitas
que no están
y no sé si han estado
en algún momento.
son esos momentos
que no sé
si existieron
es eso que éramos
que nunca fuimos.


y que no sé si hemos sido
en algún momento.

seguramente no
- como lo creía -.

tengo un agujero negro
en el pecho:
me lo agarro
y todo es vacío.

y se sentía tan real.

es una pena.
por mí.

viernes, 14 de diciembre de 2018

¿Quedarán flores que dar?

No quiero escribir
sobre amor
si voy a hablar
de propiedad,
de orgullo,
de perderte
a ti misma.
No quiero escribir
sobre amor
si voy a hablar
de amor
romántico:
si voy a hablar
de darlo todo
por él
y por ella,
si voy a hablar
de vivir para él
y para ella.
No quiero escribir
sobre amor
si voy a hablar
de dejarte hacer daño
porque eres vulnerable,
si voy a hablar
de esperar tu expectativa
porque eso es todo.
No quiero escribir
sobre amor
si todo se resume
en soy vulnerable,
puedes dañarme,
puedo dañarte,
"no me hagas daño",
"cuidado que astillo".
Porque para mí
esto no es amor
y maldito sea el día
en que no me dé cuenta,
que las flores sangren,
el paisaje se caiga a pedazos,
que en el mar
ya no quede agua
porque nos la hemos bebido
y aún así nos tiremos
desde alguna roca.
Porque entonces sí
que nos vamos a astillar
Porque entonces sí
que nos vamos a perder
lo más bonito
y lo habremos consumido todo.
¿Quedarán flores que dar?

martes, 27 de noviembre de 2018

Mi corazón siempre ha estado dispuesto a encontrarte de nuevo

Te he dicho adiós tantas veces
y has vuelto tantas otras
sin realmente esperarte
y te he buscado otras, también,
sin realmente encontrarte
que cuando vuelves no sé qué hacer.

Digo que vuelves porque eres tú
quien hace la acción.

Siempre.

No me lo tengas en cuenta
y no es nada nuevo:
tengo miedo.

Sí, sigo teniéndole miedo
a las conversaciones telefónicas:
Sigo recordándote
en noviembre,
en febrero
y en marzo.

Pero no quiero estancarme.
No de nuevo.

Presiento que siempre que vuelves
y me abres la puerta
o la ventana
todo va a dar vueltas.
Porque nada es estable.
Y me aterra.

No voy a decir
que el mundo se me cae a pedazos
porque no es verdad
pero sí que puedo decir,
de alguna manera,
que tengo que volver a construirlo todo.

He llegado a asumir
un futuro sin ti
convenciéndome de que yo no quepo
en el tuyo
porque ya es tarde.

O era.

Llegué a la conclusión
de que ese bucle que se retroalimentaba
no me hacía ningún bien
y te dije adiós
- como tantas muchas veces -
esperando algún día decirte hola.

Porque es así.
En realidad mi corazón siempre
ha estado dispuesto a encontrarte de nuevo.
Pero nunca he estado dispuesto
a buscarte de nuevo
o al menos a hacerlo

y encontrarte.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Si es que yo soy así

Creo que de alguna manera
las cosas fluyen cuando escribo
pero no fluyen cuando vivo.
O no de la misma manera.

Y es que si tú eres fuego
yo me quemo,
no por haberme acercado demasiado
sino por haberme tirado
encima de mí el vaso.
O tomado.

Tomé del vaso
como quien se abriga
cuando hace frío
como quien se quita ropa
cuando suda
o como quien tiene sed
estando sediento.

Sí. Maticemos sed diciendo sediento
y de hecho sería importante decir
que hiciste que lo estuviera,
que lo de "you're cold and I burn"
encaja aquí,
pero yo soy frío y tú quemas
o me quemas.

Y es que es cierto
que el vaso siempre ha estado ahí:
porque que alguien pregunte por él
ya es dibujarlo
aunque los demás
no lo hayan tenido en cuenta.

Podría hacer un poema de mí pidiendo
un mokkaccino en una cafetería
estando acompañado.
O pidiendo tikka masala
en un restaurante hindú.
También pidiendo pollo teriyaki
o incluso kakigori o yakiimo.

Estoy hablando de ideas,
de expectativas,
de ilusiones
e incluso de utopías:
exponer ideas es crear expectativas
o ponerlas sobre la mesa
aunque mentalmente.

Y eso hicimos
o ya estaba hecho.
El plato ya estaba caliente
- también podemos decir que dibujado -
y creéme que no dejamos
que se enfriara ni un poco.
O al menos yo sí.

Pero no fue queriendo, si es que yo soy así.

martes, 23 de octubre de 2018

He guardado mi tristeza en una caja

He guardado mi tristeza
en una caja
(en la misma caja donde guardaba
los recuerdos).
La he cerrado bien
para que no se escape nada,
le he añadido mi corazón,
también,
para que se quede dentro.

No,
no seré yo
el que pida el café para poder recordarte:
No,
no seré yo
el que el camarero reconozca asombrado:
No,
no seré yo
la persona a la cual se le parta el alma
al estropearse la máquina

porque

he guardado tu recuerdo
en esa caja
pero mis errores
los he dejado fuera.

Supongo que no serás
esa persona que pare la silla,
- ya lo sospechaba -
que detenga la agonía,
que calme las olas,
que haga que no desaparezca nunca
la arena,
la melancolía.

He mentido al decir que he metido mi corazón en ella.
Espero que me disculpes.

Por lo menos ya puedo dejar de ser ventana
y dejar de empañarme.

jueves, 11 de mayo de 2017

Déjame explicarlo:

Quizá eres
- o te has convertido -
en el aire fresco que golpea las mejillas
una mañana de invierno
Quizá eres
- o te has convertido -
en las gotas que caen del cielo
un día de primavera
Quizá eres
- o te has convertido -
en el agua fría que salpica en la ducha
una noche de verano
Quizá
Quizá haces sentir
Quizá sientes como yo la ausencia
tu ausencia,
mi ausencia
Quizá sigues en la repisa y no lo sé.
Quizá sigues en la ventana,
golpeando las mejillas de alguien
que está en la repisa
- como yo solía estarlo -
inundándole de humedad el cuarto,
salpicándole agua fría cuando se ducha.
Sigo esperándote
- pero en otra ventana -
aunque no lo sepas.
Y mis mejillas son golpeadas,
mi pelo es mojado por las gotas
y siento el frío del agua en verano.

Pero no eres tú.
No eres tú.
No eres tú.

No serás tú.

Tú eres frescura
pero nunca serás tú

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Quiero que venga una ola y me lleve lejos

Quiero sentir el frío
directamente en mis mejillas.
Quiero estremecerme
y que la naturaleza me abrace.
Quiero que venga una ola
y me lleve lejos,
me empape,
me maltrate,
me ahogue,
y me haga salir a flote.
Quiero que el café amargo
siga amargo
y que el té
me espere frío
y que la melodía
siga sonando hasta en mi entierro
(si es que tengo entierro)
Quiero que las raíces que he echado
me engullan,
por traidor,
por indigno,
por ingrato.
Quiero que de alguna manera
me esperes en la ventana
con paciencia,
en la repisa,
con Neruda en la mano,
con el corazón en brazos.
Quiero que el universo se siente contigo
y se fusione con la luna.
Porque ya estoy en el agua.

Y es que algún día
volveré a por ti.

domingo, 21 de agosto de 2016

Porque ya estoy en el agua

Llevo tiempo fijándome en la luna.
Lejana,
inaccesible.
Llevo tiempo fijándome en la luna.
Es un poco como tú.

Siempre me gustará lo lejano.

Y es que llevo tiempo
fijándome en la luna.
Y quizá estoy borracho.

Pero llevo tiempo fijándome en la luna.
Luminosa,
pero eclipsada a veces.

El caso es que hoy es luna plena
y te observo
sabiendo la distancia entre nosotros.

Ha pasado un coche por la carretera.
Es blanco.
Quizá puro.
No me haces daño.
No, no me haces daño.

Pero ya no estás.

El aire sigue golpeando mi mejilla.
Y el frío apoderándose de mis sentidos.

Quisiera ser un poco etéreo.
Quisiera ser un poco menos
pero ser un poco más.

Quisiera ser un poco intangible.
Quisiera quererte,
Quisiera quererla,
Quisiera quererle.
Quisiera, quizá, quererles.
No tanto como a la luna,
sino como al mar.

Porque ya estoy en el agua.

lunes, 11 de julio de 2016

Quizá nadie es para nadie

Quizá el amor no es para mí,
quizá yo no soy para ti
o tú no para mí.

Quizá nadie es para mí
quizá nadie es para nadie
o tú no para mí.

Quizá querer(te) no es para mí
quizá querer(me) no es para ti
o tú no para mí.

Quizá querer(nos) no es para mí
quizá querer(nos) no es para ti
o tú no para mí.

Quizá elegir(te) no es para mí
quizá elegir(me) no es para ti
o tú no para mí.

Quizá elegir(nos) no es para mí
quizá elegir(nos) no es para ti
o nosotros no para ti.

Quizá quererme es para mí
pero quererte no para ti
y tú no para nosotros.

Quizá te quiero
quizá me quiero
quizá le quiero
quizá la quiero
pero quizá esto no es para ti
ni para vosotros.

Quizá o no,
no soy para ti.
Quizá o no,
nadie es para nadie.
Quizá o no,
no soy tuyo.
Ni tú eres mío.
Ni mía.
Ni yo suyo.

sábado, 26 de marzo de 2016

Ni violetas ni rosas ni margaritas

El tiempo se detuvo en tu sonrisa.
Y ni violetas, ni rosas ni margaritas.
Flores, en general, es lo que provocas.

No me asombra llegar a la conclusión de que das la vida a todo lo que tocas (y a lo que no tocas).

Que me das la vida
aún cuando me la quitas.

Porque ya no quiero ver flores
en otro lugar.

Tú eres ese otro lugar.

Ese otro lugar es tu sonrisa,
tu pelo,
tu mejilla.

Ese otro lugar es la puesta de sol
más exclusiva de todas.

sábado, 20 de febrero de 2016

#6

Estoy un poco borracho y quería contártelo.
Estoy un poco,
un poco,
enamorado de ti
y también quería contártelo.

Y sería cruel
[qué no es cruel]
si te dijera que quiero
quererte un poco más
mientras te digo que te amo.

Estoy un poco de todo y quería contártelo.
Estoy un poco,
un poco,
borracho,
pero de ti.

Y quiero seguir estándolo.

domingo, 14 de febrero de 2016

#5

Fluyes.
Huyes.
Fluimos.
Huiste.
Nos diluimos
y acabamos terminando
en vasos separados
 pero con el alma
de cada uno en el brazo
y en pedazos.

domingo, 18 de octubre de 2015

Aunque en realidad quiera sentirlo y no pueda.

No creo en el amor.
Creo en ti,
creo en mí.
Creía en ti,
creía en mí.

Y creo que lo más doloroso fue y es eso. Que en algún momento llegué a creer que de verdad valía, que de verdad podía. Que de verdad puedo. Que de verdad puedo poder. Pero no quiero. Lo siento.



Aunque en realidad quiera sentirlo y no pueda.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Sin título

No quiero ver arder al mundo,
quiero verte arder a ti,
a mí,
a nosotros.
Juntos o por separado,
desgraciadamente
sólo ardemos
cuando nos besamos.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Los poemas de una estrofa deberían llevar tu nombre.

Quiero acomodarme
en tu regazo,
en la convicción
de un futuro sin acomodo.

lunes, 14 de septiembre de 2015

De tópicos

Es verano y tengo frío.
Es verano y me faltas.
Llegará el invierno,
me seguirás faltando
y tendré más frío.
Ya no sé ni de qué sirven
las estaciones
- o todo en general -
si tú no estás conmigo.

sábado, 12 de septiembre de 2015

The music was at the start

Tú eras el océano y yo no sabía nadar.
Tú eras el cielo y yo no sabía volar.
Tú eras la Tierra y yo no sabía vivir.
Me ahogué en ti, me fui de tu lado y me aparté de ti.
Acabaste siendo un paisaje y yo acabé por tener ceguera.

 Y creo que me sentiría mejor con tus manos alrededor de mi cuello..

domingo, 23 de agosto de 2015

#4

La calle está vacía.
Y es que lástima que mi corazón también.
Y que a mi mano le falte la tuya.
Que no podamos respirar el mismo aire
ni vivir compartiendo un solo corazón.

sábado, 8 de agosto de 2015

#3

Lloraría si no fuera porque te tengo aquí conmigo.


Lástima que sea sólo en forma de ausencia y recuerdo.

Me gustaría

Me gustaría acostarme
en el suelo.
Soñar con la tierra.

Me gustaría soñar
con el cielo.
Acostarme en la cama.

Me gustaría soñar.

Me gustaría acostarme
...
...
...
en tu regazo.

Me gustaría soñar.
Soñar contigo.

martes, 4 de agosto de 2015

Me olvidé de apagarte.

Sentí el más terrible de los horrores dentro de mi cabeza. Para mi desgracia no fue tu ausencia ni el porqué seguía viviendo. No fue algo tan psicológico como eso. Y lo hubiera preferido, pues fue algo tan fisiológico que me daban ganas de meter mi cabeza en un barreño de agua helada. O poner una pistola en mi sien antes de que mi estrés siguiera oprimiendo los nervios de mi sistema. Así que apagué la luz y apagué todo. Me apagué a mí, pero al parecer olvidé apagarte a ti y a tu recuerdo.

Y últimamente por mucho que sufra por otras cuestiones no puedo dejar de torturame por tu ausencia.

Estoy temblando.

Algo así que como la vida sin ti es como el café sin cafeína, la cerveza sin alcohol y los cigarros sin nicotina.

[Ya no sé en qué blog publicar estas cosas. Intento hablar de mí pero siempre acabo hablando de ti]

lunes, 3 de agosto de 2015

#2

Las paredes de mi cuarto me oprimen.


Lástima que no me oprimas tú contra mis labios.

domingo, 2 de agosto de 2015

Escribir para tenerte

Y es que cada mañana
bajo la persiana
- pero dejo la ventana abierta -
para que tu recuerdo no me despierte.

Me gustaría, supongo,
sentarme en la repisa y escribir.
Escribirte.

Y es que quería hacer un poema
de ti y de mí abrazados,
queriéndonos.

Más o menos como solía
imaginarnos cuando te tenía
(detrás de la línea telefónica).

Me gustaría, supongo,
escribirte en mis brazos y abrazarte.
O abrazándote.

Más o menos como solía
hacer cuando te tenía.

Y es que, lo siento,
quería hacer un poema
de esos que fueran nostálgicos.
Pero creo que se me ha ido la nostalgia
de las manos. O del corazón.

Me gustaría, supongo,
escribirte en mis brazos
mientras hago el esfuerzo
de abrazarte con palabras.

Haciendo un pequeño esfuerzo,
pero no tanto como lo es
escribir para tenerte.

Y es que ya no hablamos
de morir a manos de alguien
sino de morir en sus brazos.

Últimamente me conformo con eso último.

domingo, 26 de julio de 2015

#1

El sol se filtra desde mi ventana.

Lástima que no seas tú.

martes, 16 de junio de 2015

No sé nada.

No sé si te quise.
No sé si te he querido. 
No sé si te quiero. 
Pero en el caso
 de que me faltase algo,
 - aunque no sé si me faltas -
ese algo serías tú.

Resulta incómodo
 - y agotador y todo lo que quieras -
describirte como algo.
Perdóname, eso suena muy 
deshumanizado y frío por mi parte.

Pero qué no es frio.
El mundo es frío.
Aunque nada hay tan frío
como mi corazón
- si es que existe eso -
desde que te marchaste.

Mi propósito era hablar de ti
y de la vida en general
y de ti y de mí
y de mis sentimientos en general.
Perdóname, entre tanto amor
- si es que en algún momento amé algo -
se me ha caído la vida a pedazos.

Y diría, supongo, 
que la vida es eso que pasa
mientras sollozas por la pérdida.
Porque no hay nada más oscuro
que la pérdida de alguien 
si aún tienes la oportunidad de recuperarlo
y no puedes.

No sé si te quise.
No sé si te quiero.
No sé si te he querido alguna vez.
Sólo sé que detrás de estos versos
sólo hay algo irreparable y vacío
como tú y yo como un colectivo.

Estoy pensando en qué somos,
entonces, los humanos.
- me incluyo por no sonar más frío
y deshumanizado -
Pero si tuviera que describirnos 
con una palabra
diría "incompletos".

No sé de qué estoy hablando.
No sé nada.

Pero nadie sabe nada.

martes, 26 de mayo de 2015

De vuelta a las andadas.

En la calle todo fluye.
Todo es constante.
Resulta curioso pensar
- y qué no resulta curioso -
que entre tanta constancia
nosotros no fluíamos.

En la calle todo fluye.
Todo es constante.
Resulta curioso pensar
- y aterrador -
que la constancia seguirá
aunque tú no sigas.

Aunque yo no siga.
Aunque nosotros no sigamos.
Pero me enorgullece pensar
que, de alguna manera,
nuestro amor pudo atrapar
esa constancia.

Quería hacer un poema de esos que explicaran el paso del tiempo y de las cosas. Pero entre tantas flores sólo he podido recordarte entre nostalgia.

Las flores. Las flores me han hecho recordar que

Nunca te tuve cerca pero siempre supe
que eras como las flores.
Es muy romántica la idea de coger una
flor sólo porque nos gusta.
Quiero decir, despojarla de su hábitat
y hacerla nuestra.
Y luego verla morir entre tristeza.


Quiero decir,
nunca te vi pero siempre supe que eras
como las flores.
Esa idea es egoísta a la par que bonita.
Lo diré en otras palabras:
Te vi morir entre tristeza y quise morir
entre tristeza contigo.

Nunca te tendré pero siempre sabré que
eres como las flores.

Dolorosas y bonitas a la vez.
Dolorosas por culpa de quien las quiere.
Porque las quiere de una manera entera,
casi enfermiza e incomprensible,
como yo te quise a ti.

domingo, 10 de mayo de 2015

Puede que lleve exagerando(te) toda la vida.


No sé qué me tiene despierto a estas horas horas de la noche. Cuando lo publique será de día, pero bah.

Te quiero a ratos, pero no te odio. Qué coño, ni siquiera sé el significado de querer y odiar. Llevo así tres años, quizá cuatro, he perdido la cuenta. Pero sé que lo más parecido a eso fuiste tú.

Voy a serte sincero: no me creas nunca cuando te escribo. Por ese mismo motivo me agradaría confesarte de que todo lo publicado en este blog - menos lo del silencio - es una absurda exageración. Escribía para que creyeras que de algún modo te quería. A mi modo. A mi modo de no saber quererte. A mi modo de no saber su significado pero de poder darle, le pondría tu nombre.





Perdona.


Eso también es una absurda exageración.




¿Me entiendes? Soy pura fachada. Todo esto es bonito porque no lo estoy pensando. Y por ese mismo motivo, no es verdad. No es que lo irracional sea falso, no quieras darle ningún significado metafórico. No sé si es una virtud saber combinar bien las palabras. En mi caso no lo es, pretendía sincerarme porque llevo una puta media hora haciéndolo en mi cabeza. El problema llega al querer poner al papel todo lo que estabas pensando. Inconscientemente doras la píldora y actúas de embellecedor.





La última frase también es una absurda exageración.



Todo el blog es una absurda exageración. ¿Sabes por qué? Porque ni siquiera sé lo que no es una exageración.


Y todo esto viene porque te volví a cerrar la puerta en las narices y lo más osado es que no me atrevo a considerarlo como un acto de cobardía.

domingo, 18 de enero de 2015

Te cerré la puerta en las narices cuando la abriste.

Sonó el móvil. Dejé sonar la llamada, sospechaba que eras tú. Nadie más me llama. El corazón me dio un vuelco, y dudé en cogerlo. Al final no lo hice. Lo puse en silencio. Te cerré la puerta en las narices cuando la abriste, y luego la abrí yo, al cabo de un rato. Cuando te vi esbocé una sonrisa, pero me sentí en cierta manera culpable. Me dijiste un montón de cosas incoherentes, a decir verdad no te estaba escuchando. No sabía qué hacer, no estaba preparado para eso. Te pregunté el motivo de tu visita. Esbocé una sonrisa, eso tú no lo viste, pero me sentí feliz. Volví a sentirme culpable y te volví a cerrar la puerta en las narices. Me tentaste a cerrarla. Pero creo que me tentaste a cerrarla para que no la cerrara. Y lo hice. Te fallé. Otra vez. ¿Cuántas letras marcan la diferencia entre ''Me fallas'' y ''Me faltas''? Tu ''No sé por qué estoy aquí'' resonó en mi cabeza. Llevo un mes excusándome con la maldita culpabilidad. La verdad es que he estado un par de veces en la puerta de tu casa, dudando en tocar a la puerta. Lo único que logro es amargarme, para al final no abrirte la puerta. Y todo eso porque te cerré la puerta en las narices cuando la abriste, más bien como si no hubiera pasado nada, pero a la vez hubiera pasado todo.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Sin recuerdos

Caminaba lentamente por la acera, sin ningún rumbo, con una clara expresión de agonía en la cara. A pesar de que la visibilidad no era buena por culpa de lo tarde que era, se le notaban esas ojeras tan características y el cansancio acumulado. No iba bastante abrigado, pero, como si ese detalle no importase, siguió caminando sin destino alguno a pesar de que el tiempo no era el ideal. Era navidad, pero no había un especial bullicio en las calles. Sin apenas darse cuenta, llegó a aquel bar donde la conoció por primera vez. Entró quitándose el abrigo, con parsimonia. El camarero que estaba en la barra le reconoció al instante, pero nunca acabó de entender por qué acudía al local el mismo día de cada año a la misma hora, y además, se sentaba en el mismo sitio.
Tras un largo silencio y clara desesperación por parte del cliente, se dirigió al camarero.
- Un café, por favor.
- Lo siento, pero se nos ha estropeado la máquina.
Al oír eso, se le partió el alma.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Se ha acabado el verano.

Entre los despojos de lo que soy y de lo que he llegado a ser te he odiado. Pero no temas, siempre buscaba apoyo en la escritura para volver, amándote y odiándote. Casi desafiando los límites de la lógica. He tenido mis dudas, pero me es imposible esconder que el amor que te tengo va de la letra  "a" a la "z". Sonará mediocre, pero deseo que vuelvas, esta vez llevo demasiado tiempo odiándome, echándome las culpas por no demostrarte las cosas. He intentado apartarte de mi lado, pero tus recuerdos son todo lo que tengo para seguir avanzando. Para sonreír y para llorar. Para avanzar y para desistir. A veces me molesta el alma cuando llego a la conclusión de que la única forma en la que estás es en mis recuerdos. Deseo que te vayas, pero a la vez que nunca te hayas ido, amor. Echo de menos algo que nunca he tenido, pero que tampoco he dejado de ver en cada rincón de este bonito mundo. Vivo para ti pero sin ti. Espero que me llegues a entender, no puedo echarte de menos como tampoco puedo deshacerme de ti, pero estoy segura de que si algún día lo lograse, te añoraría de una forma aún más dolorosa. Realmente ahora sólo deseo que este invierno no sea tan frío como el verano con tu ausencia. Y que vuelvas, casi desafiando los límites de la lógica.

domingo, 20 de julio de 2014

Inmortal.

Hoy me siento en la cima. No encuentro otra manera de describirlo. Mi melancolía sigue estando, pero creo que la tiraré hacia abajo. Realmente dudo de si quieres verme así, haber superado esto tan rápido. Estoy a un paso de sentirme libre. Y sé lo que molesta ver a alguien que compartía tu tristeza deshaciéndose de lo que la hacía especial, diferente al resto, dejándote sola con el problema. Y ni siquiera sé cómo carajo he conseguido volar hasta la cima. Esto es un adiós definitivo. Creo que he aprendido a vivir con tu melodía sonando de fondo. Y ahora todo esto es más bonito. Ya todo tiene sentido, porque acabo de inmortalizarte en todos los aspectos. Es un adiós sin ser adiós. Creo que me entiendes. Acabo de descubrir el sentido de la frase "Es un ni siquiera quiero que vuelvas pero aquí te espero". Y aquí te espero, inmortalizándote en palabras, que es lo único que puedo hacer y haré por una melodía.

Ya te dije una vez que no puedo despedirme sin un adiós, pero conmigo.

domingo, 29 de junio de 2014

Pura matemática.

Lo he pensado muchas veces, el hecho de que no pudiéramos hablar me apasionaba de sobremanera. Quizá porque no eran circunstancias normales y me gustaba ver como no te rendías nunca. Quizá porque no éramos normales. Quizá porque no somos normales. Pero puedo asegurar que eres lo único que me ha hecho feliz en mucho tiempo. No hablo de sentirme querida. Joder, ¡que éramos pura matemática! No éramos normales y no eran circunstancias normales, por eso menos y menos daba más. Más momentos de los que alegrarse de los pocos que ya habían. Y, me cago en la puta, el amor hace feliz. El menos se entiende con el menos y se ayudan a sentirse más. El más se entiende con el más, pero acaban siendo menos. ¿Me entiendes? La depresión no se contagia, o no al menos en unas circunstancias tan bruscas. Acabó. También acabamos, acabaste y acabé, mal. Acabó todo en nada. También acabamos con nuestra felicidad, acabaste sin mí y acabé con tu integridad familiar.
El amor hace daño, y normalmente es siempre. Pero el dolor es romántico, ¿no? Por esa misma razón formábamos un cuadro hermoso que se reparaba solo.

sábado, 21 de junio de 2014

Los silencios hablan solos.

Llevo idealizándote tiempo.  No de una manera plena, pero sí idealizando los sentimientos que siento hacia tu persona. Diría que las emociones, no sé especificar. Ni sé por qué cojones lo hago. Y a lo mejor todo - y con todo me refiero a tú y yo, porque cuando formábamos un conjunto nada importaba - te sabrá seco. Seco porque estas cosas son saladas y ni sé cómo yo podría aguantar tanta sequedad. Tú eras mi agua, y ahora que lo pienso, tu silencio hablaba conmigo.
No te preguntes por qué ahora un intento de sinceridad, de arreglar las cosas que se quedaron a medias. Como la luna, que raramente es plena. Quiero decir que cuando recibas esta carta ya será tarde. Es decir, llorarás, claro que llorarás. Y yo estoy llorando ahora. Entiendes lo que quiero decir, ¿Azeta? Cuando recibas esta carta será tarde. Y lloraremos, quizá no al mismo tiempo, pero con la sensación de que formábamos un cuadro bonito. Y lo formamos. Pero es triste que el marco esté hecho pedazos, y la pintura, impregnada de negro. Lloraremos con la sensación de seguir formando algo, pero sin formarlo. Lloraremos en silencio, tal cual como se observan las obras tristes.


Los silencios hablan solos, pero yo no,

porque era el tuyo.



lunes, 16 de junio de 2014

Adiós, pero conmigo.

Prometí no escribirte más, dejarlo. Pero ya ves. Aquí estoy otra vez, como el que se lame las heridas para que no le duelan.  ¿¡Que no entiendes que cuantas más ventanas abras más ganas tendré de abrir puertas!? Ciérralo todo, joder. Qué más da. Si voy a perder la cordura de todas formas. Que eres la única cosa que me duele a largo plazo. Y lo he intentado, joder. Las heridas ya no son lo mismo. Me arrepiento de haber tenido razón al haberte llamado droga. Me vas a doler siempre. Y me encanta que me duelas, es una manera de llevar la soledad, ¿sabes? A veces creo que estás aquí. Sé que es una tremenda estupidez, pero pienso que estás. Hasta que pasa un largo tiempo y me doy cuenta de que no, que estoy hablando(te) sola. Y eso también se está convirtiendo en una droga, como el escribirte y cualquier cosa que tenga que ver contigo. Cualquier cosa, menos decirte adiós sin antes desear un "adiós, pero conmigo".

lunes, 2 de junio de 2014

Me defino por lo que me falta.

Ambas éramos dos piezas. Sí, como las de los puzzles. Pero formábamos un gran puzzle juntas. Tú eras la pieza que encajabas con todo, la "Universal" que todo el mundo buscaba. Yo tan sólo era ÉSA pieza que a veces se extraviaba por ser del montón, que la única función que hacía era la de enmarcar la belleza y que necesitaba a otra que le complementase para llegar a ser - o sentirse - algo. Y no te ofendas, pero una pieza Universal tiene un amplio catálogo a elegir, yo estaba obligada a elegirte a ti. Al final lo acabamos pagando las dos, más tú que yo. Es decir, claro, cómo se te ocurre elegir a una pieza que sólo hace de marco. No tenía nada especial en ese momento. Y ahora no tengo nada, pero me defino por lo que me falta: tú.
Seguiré esperando a que alguien esté dispuesto a enmarcar los silencios.

Delirios.

Ya no me dueles y en las calles sólo veo lluvia. Son conceptos diferentes y fuera de contexto si no los enlazas, como tú y yo.

En las calles sólo hay lluvia,
o seré yo.
Sólo sé que ya no me dueles
y que eso vendría siendo igual
a dolerme todo.

martes, 29 de abril de 2014

Hoy me he olvidado de fumar.

Hoy me he olvidado de fumar. No sé si es porque recordarte me hace más daño que el tabaco. Ya dije una vez que eras una droga. ¡Que le den al tabaco! Voy a quemar mi libro, todo lo que me recuerde a ti. Eres mía. Y te quedarás en mi recuerdo, tal como debes. Nadie te destapará nunca. Excepto yo. Normalmente la gente prefiere olvidar a esas personas que le han llevado a la felicidad extrema, pero eso es ser demasiado cruel. Creo que esto se está volviendo enfermizo. Ya dudo de lo que es real. Porque creo que no estaba enamorada de ti, sino de la idea de ti. Creo que te comparaba con la droga solo porque te necesitaba y hacías cosas en mí que no hacían los demás. Creo que todo lo que sentía contigo lo alucinaba porque solamente eras una droga. Así que todo lo que me gustaba de ti - y me sigue gustando - ha acabado siendo una alucinación. Me estoy envolviendo en alucinaciones, amor. No sé si es bueno que me dé cuenta de estas cosas. No, tranquila, no voy a matarme. Matarme sería demasiado cruel para ti, porque morirías conmigo.

Hoy me he olvidado de fumar,
pero tranquila,
mañana me olvidaré de ti
si tu recuerdo no me mata antes.

lunes, 28 de abril de 2014

De silencios y de signos de puntuación.

La verdad es que tengo que dejar de abrir ventanas al escuchar hablar de ti. ¿Sabes que ya no soporto las comas? Me están matando. Joder, imagínate los puntos. Me atacan directamente al corazón. Pero sí es cierto que ya hace mucho que no siento el dolor. Es que no entiendo por qué ya ni me duele. Quizá habré echado la persiana. Es algo estúpido abrir la ventana con la persiana echada, ¿eh? Ni siquiera se puede. Pero lo hago. No preguntes cómo. El amor te vuelve algo estúpido. Me duele más no poder ver nada a través de la ventana que otra cosa. Mi habitación sigue oscura y ya no puedo más. Tengo que abrir la luz, pero no hay corriente. Creo que el mundo se está a punto de acabar. En la calle están gritando tan fuerte que solo oigo el silencio. Ni siquiera me oigo a mí misma. Bah, me importa poco lo que (me) pase. Supongo que sólo falta que llegue el final.




Epílogo

Dije que yo sería tu silencio tras la coma. Es decir, dije coma pensando que te tendría. Porque sabía que aunque no estabas, estabas. Ahora ya ni sé qué eres. Supongo que un punto. Una vez te dije que eras mi mundo, y te traté como tal, pero se ve que no sé cómo tratar al mundo. A mi mundo, que es lo peor de todo.



sábado, 26 de abril de 2014

En pretérito perfecto.

Toda la vida he creído en la estúpida idea de que todo tiene su fin. Sobre todo en las personas y todo lo relativo a ellas. En el hecho de que si aparecen en tu vida, de la misma manera se irán. Dando un portazo, saltando por la ventana o yéndose por la puerta principal amablemente. Da igual el porqué o el cómo. Y, por supuesto, siempre he creído que el final llegaba pronto. Porque estamos hablando de mí, obviamente. Y hasta a veces me adelantaba a él. Me adelantaba a las despedidas, aunque nunca me hubieran gustado. Pero, la verdad, es que tú eras la excepción en toda regla. Lo que ponía fin a todas mis creencias. Y es irónico. Pero te escribía y te sigo escribiendo en pasado. Como si me adelantara a los acontecimientos. Y nunca lo he entendido hasta ahora. 


Te escribo en pasado porque es un intento de engañar a la vida. De engañar al fin. De hacer como si no estuvieras, pero estando. Te escribo en pasado porque no quiero que termines nunca. Porque es más fácil y menos doloroso que termines en un simple papel.

lunes, 21 de abril de 2014

Te lo diré en silencio.

Creo que lo mejor que tenías eran tus silencios. Y no me refiero a que no tuvieras cosas mejores, porque sí las tenías. Pero el caso es que adoraba tus silencios. Esos momentos en los que te quedabas callada, y yo hacía lo mismo, admirándolos detrás de la línea telefónica. Como si se tratase de una melodía de Beethoven o un cuadro de Van Gogh. Admirarlos callada, despacio, sin prisa. Y no sé cómo, pero hacías arte con ellos. Me encantaba el efecto que hacían en mí. Normalmente en esos momentos me venían ideas aleatorias a la cabeza sobre tenerte en mi regazo, amándonos también en silencio. Solía imaginarte a mi lado, en la cama, observando tu sonrisa mientras pensaba que el mundo era un lugar bonito gracias a ti. Y esperaba imaginándote, reinventándote, hasta que dijeras que molestabas, como siempre solías decir, para que tu bonita voz me hiciera volver a poner los pies en la tierra. Llegué a pensar que tú eras arte, y yo era tu pincel.

domingo, 20 de abril de 2014

Mañanas de invierno.

Recuerdo esas mañanas de invierno cuando abandonaba la costumbre de hacerme un café, o me lo hacía y venías tú. Me decías que el mundo era demasiado cruel como para no darte un abrazo, como para apoyarme en tan solo un café matutino.
Y te abrazaba.
Y te decía que no, que tú eras mi café favorito.
Y el mundo se me iba abajo cuando salías por la puerta.

Recuerdo que me apoyaba en la ventana a esperar tu regreso mientras me fumaba un cigarrillo y cuando volvías me decías que yo era lo bastante fría a veces como para buscar el confort en un simple vicio.
Y me abrazabas.
Y te decía que no, que tú eras mi cigarro más preciado.
Y el mundo empezaba a ser un lugar bonito hasta que volvías a salir por la puerta.

Las cosas empezaron a cambiar cuando empezaste a llegar tarde a casa, cuando los abrazos fueron cambiados por las discusiones, y cuando las esperas y las despedidas ya no me rompían. Tus abrazos fueron cambiados por el café y por los cigarrilos. 
(Mucho más que antes cuando no solía tenerte.) 
Pero esta vez no caliente y tampoco encendidos.
Te esperaba y te esperaba.
Y el café se enfriaba y los cigarros se apagaban.
Como mi corazón, que se caía a pedazos.

Una realidad de más.

¡Y seguía tomándome el café frío! ¿Te lo puedes creer? Y seguía estremeciéndome como la primera vez, aunque me tomara una taza tras otra. Y así me hacías sentir tú: como la primera vez, aunque te consumiese día tras día.

Amarte de la A a la Z.

Me he propuesto escribir un blog, amarte de la A-Z, siendo tú Mi Azeta. Así, en mayúsculas, porque a partir de ahora será tu nombre. No eres una letra del abecedario, eres todas. No eres mi vida, pero sí mi Azeta. Porque tú eres lo mejor que me está pasando. En gerundio, porque no quiero que termines nunca.


Sé mi Azeta, que yo seré tu silencio. Tu silencio mientras no te tenga, porque tú eres todo lo que quiero decir.