martes, 26 de mayo de 2015

De vuelta a las andadas.

En la calle todo fluye.
Todo es constante.
Resulta curioso pensar
- y qué no resulta curioso -
que entre tanta constancia
nosotros no fluíamos.

En la calle todo fluye.
Todo es constante.
Resulta curioso pensar
- y aterrador -
que la constancia seguirá
aunque tú no sigas.

Aunque yo no siga.
Aunque nosotros no sigamos.
Pero me enorgullece pensar
que, de alguna manera,
nuestro amor pudo atrapar
esa constancia.

Quería hacer un poema de esos que explicaran el paso del tiempo y de las cosas. Pero entre tantas flores sólo he podido recordarte entre nostalgia.

Las flores. Las flores me han hecho recordar que

Nunca te tuve cerca pero siempre supe
que eras como las flores.
Es muy romántica la idea de coger una
flor sólo porque nos gusta.
Quiero decir, despojarla de su hábitat
y hacerla nuestra.
Y luego verla morir entre tristeza.


Quiero decir,
nunca te vi pero siempre supe que eras
como las flores.
Esa idea es egoísta a la par que bonita.
Lo diré en otras palabras:
Te vi morir entre tristeza y quise morir
entre tristeza contigo.

Nunca te tendré pero siempre sabré que
eres como las flores.

Dolorosas y bonitas a la vez.
Dolorosas por culpa de quien las quiere.
Porque las quiere de una manera entera,
casi enfermiza e incomprensible,
como yo te quise a ti.