martes, 27 de noviembre de 2018

Mi corazón siempre ha estado dispuesto a encontrarte de nuevo

Te he dicho adiós tantas veces
y has vuelto tantas otras
sin realmente esperarte
y te he buscado otras, también,
sin realmente encontrarte
que cuando vuelves no sé qué hacer.

Digo que vuelves porque eres tú
quien hace la acción.

Siempre.

No me lo tengas en cuenta
y no es nada nuevo:
tengo miedo.

Sí, sigo teniéndole miedo
a las conversaciones telefónicas:
Sigo recordándote
en noviembre,
en febrero
y en marzo.

Pero no quiero estancarme.
No de nuevo.

Presiento que siempre que vuelves
y me abres la puerta
o la ventana
todo va a dar vueltas.
Porque nada es estable.
Y me aterra.

No voy a decir
que el mundo se me cae a pedazos
porque no es verdad
pero sí que puedo decir,
de alguna manera,
que tengo que volver a construirlo todo.

He llegado a asumir
un futuro sin ti
convenciéndome de que yo no quepo
en el tuyo
porque ya es tarde.

O era.

Llegué a la conclusión
de que ese bucle que se retroalimentaba
no me hacía ningún bien
y te dije adiós
- como tantas muchas veces -
esperando algún día decirte hola.

Porque es así.
En realidad mi corazón siempre
ha estado dispuesto a encontrarte de nuevo.
Pero nunca he estado dispuesto
a buscarte de nuevo
o al menos a hacerlo

y encontrarte.