domingo, 23 de noviembre de 2014

Sin recuerdos

Caminaba lentamente por la acera, sin ningún rumbo, con una clara expresión de agonía en la cara. A pesar de que la visibilidad no era buena por culpa de lo tarde que era, se le notaban esas ojeras tan características y el cansancio acumulado. No iba bastante abrigado, pero, como si ese detalle no importase, siguió caminando sin destino alguno a pesar de que el tiempo no era el ideal. Era navidad, pero no había un especial bullicio en las calles. Sin apenas darse cuenta, llegó a aquel bar donde la conoció por primera vez. Entró quitándose el abrigo, con parsimonia. El camarero que estaba en la barra le reconoció al instante, pero nunca acabó de entender por qué acudía al local el mismo día de cada año a la misma hora, y además, se sentaba en el mismo sitio.
Tras un largo silencio y clara desesperación por parte del cliente, se dirigió al camarero.
- Un café, por favor.
- Lo siento, pero se nos ha estropeado la máquina.
Al oír eso, se le partió el alma.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Se ha acabado el verano.

Entre los despojos de lo que soy y de lo que he llegado a ser te he odiado. Pero no temas, siempre buscaba apoyo en la escritura para volver, amándote y odiándote. Casi desafiando los límites de la lógica. He tenido mis dudas, pero me es imposible esconder que el amor que te tengo va de la letra  "a" a la "z". Sonará mediocre, pero deseo que vuelvas, esta vez llevo demasiado tiempo odiándome, echándome las culpas por no demostrarte las cosas. He intentado apartarte de mi lado, pero tus recuerdos son todo lo que tengo para seguir avanzando. Para sonreír y para llorar. Para avanzar y para desistir. A veces me molesta el alma cuando llego a la conclusión de que la única forma en la que estás es en mis recuerdos. Deseo que te vayas, pero a la vez que nunca te hayas ido, amor. Echo de menos algo que nunca he tenido, pero que tampoco he dejado de ver en cada rincón de este bonito mundo. Vivo para ti pero sin ti. Espero que me llegues a entender, no puedo echarte de menos como tampoco puedo deshacerme de ti, pero estoy segura de que si algún día lo lograse, te añoraría de una forma aún más dolorosa. Realmente ahora sólo deseo que este invierno no sea tan frío como el verano con tu ausencia. Y que vuelvas, casi desafiando los límites de la lógica.

domingo, 20 de julio de 2014

Inmortal.

Hoy me siento en la cima. No encuentro otra manera de describirlo. Mi melancolía sigue estando, pero creo que la tiraré hacia abajo. Realmente dudo de si quieres verme así, haber superado esto tan rápido. Estoy a un paso de sentirme libre. Y sé lo que molesta ver a alguien que compartía tu tristeza deshaciéndose de lo que la hacía especial, diferente al resto, dejándote sola con el problema. Y ni siquiera sé cómo carajo he conseguido volar hasta la cima. Esto es un adiós definitivo. Creo que he aprendido a vivir con tu melodía sonando de fondo. Y ahora todo esto es más bonito. Ya todo tiene sentido, porque acabo de inmortalizarte en todos los aspectos. Es un adiós sin ser adiós. Creo que me entiendes. Acabo de descubrir el sentido de la frase "Es un ni siquiera quiero que vuelvas pero aquí te espero". Y aquí te espero, inmortalizándote en palabras, que es lo único que puedo hacer y haré por una melodía.

Ya te dije una vez que no puedo despedirme sin un adiós, pero conmigo.

domingo, 29 de junio de 2014

Pura matemática.

Lo he pensado muchas veces, el hecho de que no pudiéramos hablar me apasionaba de sobremanera. Quizá porque no eran circunstancias normales y me gustaba ver como no te rendías nunca. Quizá porque no éramos normales. Quizá porque no somos normales. Pero puedo asegurar que eres lo único que me ha hecho feliz en mucho tiempo. No hablo de sentirme querida. Joder, ¡que éramos pura matemática! No éramos normales y no eran circunstancias normales, por eso menos y menos daba más. Más momentos de los que alegrarse de los pocos que ya habían. Y, me cago en la puta, el amor hace feliz. El menos se entiende con el menos y se ayudan a sentirse más. El más se entiende con el más, pero acaban siendo menos. ¿Me entiendes? La depresión no se contagia, o no al menos en unas circunstancias tan bruscas. Acabó. También acabamos, acabaste y acabé, mal. Acabó todo en nada. También acabamos con nuestra felicidad, acabaste sin mí y acabé con tu integridad familiar.
El amor hace daño, y normalmente es siempre. Pero el dolor es romántico, ¿no? Por esa misma razón formábamos un cuadro hermoso que se reparaba solo.

sábado, 21 de junio de 2014

Los silencios hablan solos.

Llevo idealizándote tiempo.  No de una manera plena, pero sí idealizando los sentimientos que siento hacia tu persona. Diría que las emociones, no sé especificar. Ni sé por qué cojones lo hago. Y a lo mejor todo - y con todo me refiero a tú y yo, porque cuando formábamos un conjunto nada importaba - te sabrá seco. Seco porque estas cosas son saladas y ni sé cómo yo podría aguantar tanta sequedad. Tú eras mi agua, y ahora que lo pienso, tu silencio hablaba conmigo.
No te preguntes por qué ahora un intento de sinceridad, de arreglar las cosas que se quedaron a medias. Como la luna, que raramente es plena. Quiero decir que cuando recibas esta carta ya será tarde. Es decir, llorarás, claro que llorarás. Y yo estoy llorando ahora. Entiendes lo que quiero decir, ¿Azeta? Cuando recibas esta carta será tarde. Y lloraremos, quizá no al mismo tiempo, pero con la sensación de que formábamos un cuadro bonito. Y lo formamos. Pero es triste que el marco esté hecho pedazos, y la pintura, impregnada de negro. Lloraremos con la sensación de seguir formando algo, pero sin formarlo. Lloraremos en silencio, tal cual como se observan las obras tristes.


Los silencios hablan solos, pero yo no,

porque era el tuyo.



lunes, 16 de junio de 2014

Adiós, pero conmigo.

Prometí no escribirte más, dejarlo. Pero ya ves. Aquí estoy otra vez, como el que se lame las heridas para que no le duelan.  ¿¡Que no entiendes que cuantas más ventanas abras más ganas tendré de abrir puertas!? Ciérralo todo, joder. Qué más da. Si voy a perder la cordura de todas formas. Que eres la única cosa que me duele a largo plazo. Y lo he intentado, joder. Las heridas ya no son lo mismo. Me arrepiento de haber tenido razón al haberte llamado droga. Me vas a doler siempre. Y me encanta que me duelas, es una manera de llevar la soledad, ¿sabes? A veces creo que estás aquí. Sé que es una tremenda estupidez, pero pienso que estás. Hasta que pasa un largo tiempo y me doy cuenta de que no, que estoy hablando(te) sola. Y eso también se está convirtiendo en una droga, como el escribirte y cualquier cosa que tenga que ver contigo. Cualquier cosa, menos decirte adiós sin antes desear un "adiós, pero conmigo".

lunes, 2 de junio de 2014

Me defino por lo que me falta.

Ambas éramos dos piezas. Sí, como las de los puzzles. Pero formábamos un gran puzzle juntas. Tú eras la pieza que encajabas con todo, la "Universal" que todo el mundo buscaba. Yo tan sólo era ÉSA pieza que a veces se extraviaba por ser del montón, que la única función que hacía era la de enmarcar la belleza y que necesitaba a otra que le complementase para llegar a ser - o sentirse - algo. Y no te ofendas, pero una pieza Universal tiene un amplio catálogo a elegir, yo estaba obligada a elegirte a ti. Al final lo acabamos pagando las dos, más tú que yo. Es decir, claro, cómo se te ocurre elegir a una pieza que sólo hace de marco. No tenía nada especial en ese momento. Y ahora no tengo nada, pero me defino por lo que me falta: tú.
Seguiré esperando a que alguien esté dispuesto a enmarcar los silencios.

Delirios.

Ya no me dueles y en las calles sólo veo lluvia. Son conceptos diferentes y fuera de contexto si no los enlazas, como tú y yo.

En las calles sólo hay lluvia,
o seré yo.
Sólo sé que ya no me dueles
y que eso vendría siendo igual
a dolerme todo.

martes, 29 de abril de 2014

Hoy me he olvidado de fumar.

Hoy me he olvidado de fumar. No sé si es porque recordarte me hace más daño que el tabaco. Ya dije una vez que eras una droga. ¡Que le den al tabaco! Voy a quemar mi libro, todo lo que me recuerde a ti. Eres mía. Y te quedarás en mi recuerdo, tal como debes. Nadie te destapará nunca. Excepto yo. Normalmente la gente prefiere olvidar a esas personas que le han llevado a la felicidad extrema, pero eso es ser demasiado cruel. Creo que esto se está volviendo enfermizo. Ya dudo de lo que es real. Porque creo que no estaba enamorada de ti, sino de la idea de ti. Creo que te comparaba con la droga solo porque te necesitaba y hacías cosas en mí que no hacían los demás. Creo que todo lo que sentía contigo lo alucinaba porque solamente eras una droga. Así que todo lo que me gustaba de ti - y me sigue gustando - ha acabado siendo una alucinación. Me estoy envolviendo en alucinaciones, amor. No sé si es bueno que me dé cuenta de estas cosas. No, tranquila, no voy a matarme. Matarme sería demasiado cruel para ti, porque morirías conmigo.

Hoy me he olvidado de fumar,
pero tranquila,
mañana me olvidaré de ti
si tu recuerdo no me mata antes.

lunes, 28 de abril de 2014

De silencios y de signos de puntuación.

La verdad es que tengo que dejar de abrir ventanas al escuchar hablar de ti. ¿Sabes que ya no soporto las comas? Me están matando. Joder, imagínate los puntos. Me atacan directamente al corazón. Pero sí es cierto que ya hace mucho que no siento el dolor. Es que no entiendo por qué ya ni me duele. Quizá habré echado la persiana. Es algo estúpido abrir la ventana con la persiana echada, ¿eh? Ni siquiera se puede. Pero lo hago. No preguntes cómo. El amor te vuelve algo estúpido. Me duele más no poder ver nada a través de la ventana que otra cosa. Mi habitación sigue oscura y ya no puedo más. Tengo que abrir la luz, pero no hay corriente. Creo que el mundo se está a punto de acabar. En la calle están gritando tan fuerte que solo oigo el silencio. Ni siquiera me oigo a mí misma. Bah, me importa poco lo que (me) pase. Supongo que sólo falta que llegue el final.




Epílogo

Dije que yo sería tu silencio tras la coma. Es decir, dije coma pensando que te tendría. Porque sabía que aunque no estabas, estabas. Ahora ya ni sé qué eres. Supongo que un punto. Una vez te dije que eras mi mundo, y te traté como tal, pero se ve que no sé cómo tratar al mundo. A mi mundo, que es lo peor de todo.



sábado, 26 de abril de 2014

En pretérito perfecto.

Toda la vida he creído en la estúpida idea de que todo tiene su fin. Sobre todo en las personas y todo lo relativo a ellas. En el hecho de que si aparecen en tu vida, de la misma manera se irán. Dando un portazo, saltando por la ventana o yéndose por la puerta principal amablemente. Da igual el porqué o el cómo. Y, por supuesto, siempre he creído que el final llegaba pronto. Porque estamos hablando de mí, obviamente. Y hasta a veces me adelantaba a él. Me adelantaba a las despedidas, aunque nunca me hubieran gustado. Pero, la verdad, es que tú eras la excepción en toda regla. Lo que ponía fin a todas mis creencias. Y es irónico. Pero te escribía y te sigo escribiendo en pasado. Como si me adelantara a los acontecimientos. Y nunca lo he entendido hasta ahora. 


Te escribo en pasado porque es un intento de engañar a la vida. De engañar al fin. De hacer como si no estuvieras, pero estando. Te escribo en pasado porque no quiero que termines nunca. Porque es más fácil y menos doloroso que termines en un simple papel.

lunes, 21 de abril de 2014

Te lo diré en silencio.

Creo que lo mejor que tenías eran tus silencios. Y no me refiero a que no tuvieras cosas mejores, porque sí las tenías. Pero el caso es que adoraba tus silencios. Esos momentos en los que te quedabas callada, y yo hacía lo mismo, admirándolos detrás de la línea telefónica. Como si se tratase de una melodía de Beethoven o un cuadro de Van Gogh. Admirarlos callada, despacio, sin prisa. Y no sé cómo, pero hacías arte con ellos. Me encantaba el efecto que hacían en mí. Normalmente en esos momentos me venían ideas aleatorias a la cabeza sobre tenerte en mi regazo, amándonos también en silencio. Solía imaginarte a mi lado, en la cama, observando tu sonrisa mientras pensaba que el mundo era un lugar bonito gracias a ti. Y esperaba imaginándote, reinventándote, hasta que dijeras que molestabas, como siempre solías decir, para que tu bonita voz me hiciera volver a poner los pies en la tierra. Llegué a pensar que tú eras arte, y yo era tu pincel.

domingo, 20 de abril de 2014

Mañanas de invierno.

Recuerdo esas mañanas de invierno cuando abandonaba la costumbre de hacerme un café, o me lo hacía y venías tú. Me decías que el mundo era demasiado cruel como para no darte un abrazo, como para apoyarme en tan solo un café matutino.
Y te abrazaba.
Y te decía que no, que tú eras mi café favorito.
Y el mundo se me iba abajo cuando salías por la puerta.

Recuerdo que me apoyaba en la ventana a esperar tu regreso mientras me fumaba un cigarrillo y cuando volvías me decías que yo era lo bastante fría a veces como para buscar el confort en un simple vicio.
Y me abrazabas.
Y te decía que no, que tú eras mi cigarro más preciado.
Y el mundo empezaba a ser un lugar bonito hasta que volvías a salir por la puerta.

Las cosas empezaron a cambiar cuando empezaste a llegar tarde a casa, cuando los abrazos fueron cambiados por las discusiones, y cuando las esperas y las despedidas ya no me rompían. Tus abrazos fueron cambiados por el café y por los cigarrilos. 
(Mucho más que antes cuando no solía tenerte.) 
Pero esta vez no caliente y tampoco encendidos.
Te esperaba y te esperaba.
Y el café se enfriaba y los cigarros se apagaban.
Como mi corazón, que se caía a pedazos.

Una realidad de más.

¡Y seguía tomándome el café frío! ¿Te lo puedes creer? Y seguía estremeciéndome como la primera vez, aunque me tomara una taza tras otra. Y así me hacías sentir tú: como la primera vez, aunque te consumiese día tras día.

Amarte de la A a la Z.

Me he propuesto escribir un blog, amarte de la A-Z, siendo tú Mi Azeta. Así, en mayúsculas, porque a partir de ahora será tu nombre. No eres una letra del abecedario, eres todas. No eres mi vida, pero sí mi Azeta. Porque tú eres lo mejor que me está pasando. En gerundio, porque no quiero que termines nunca.


Sé mi Azeta, que yo seré tu silencio. Tu silencio mientras no te tenga, porque tú eres todo lo que quiero decir.