martes, 26 de mayo de 2015

De vuelta a las andadas.

En la calle todo fluye.
Todo es constante.
Resulta curioso pensar
- y qué no resulta curioso -
que entre tanta constancia
nosotros no fluíamos.

En la calle todo fluye.
Todo es constante.
Resulta curioso pensar
- y aterrador -
que la constancia seguirá
aunque tú no sigas.

Aunque yo no siga.
Aunque nosotros no sigamos.
Pero me enorgullece pensar
que, de alguna manera,
nuestro amor pudo atrapar
esa constancia.

Quería hacer un poema de esos que explicaran el paso del tiempo y de las cosas. Pero entre tantas flores sólo he podido recordarte entre nostalgia.

Las flores. Las flores me han hecho recordar que

Nunca te tuve cerca pero siempre supe
que eras como las flores.
Es muy romántica la idea de coger una
flor sólo porque nos gusta.
Quiero decir, despojarla de su hábitat
y hacerla nuestra.
Y luego verla morir entre tristeza.


Quiero decir,
nunca te vi pero siempre supe que eras
como las flores.
Esa idea es egoísta a la par que bonita.
Lo diré en otras palabras:
Te vi morir entre tristeza y quise morir
entre tristeza contigo.

Nunca te tendré pero siempre sabré que
eres como las flores.

Dolorosas y bonitas a la vez.
Dolorosas por culpa de quien las quiere.
Porque las quiere de una manera entera,
casi enfermiza e incomprensible,
como yo te quise a ti.

domingo, 10 de mayo de 2015

Puede que lleve exagerando(te) toda la vida.


No sé qué me tiene despierto a estas horas horas de la noche. Cuando lo publique será de día, pero bah.

Te quiero a ratos, pero no te odio. Qué coño, ni siquiera sé el significado de querer y odiar. Llevo así tres años, quizá cuatro, he perdido la cuenta. Pero sé que lo más parecido a eso fuiste tú.

Voy a serte sincero: no me creas nunca cuando te escribo. Por ese mismo motivo me agradaría confesarte de que todo lo publicado en este blog - menos lo del silencio - es una absurda exageración. Escribía para que creyeras que de algún modo te quería. A mi modo. A mi modo de no saber quererte. A mi modo de no saber su significado pero de poder darle, le pondría tu nombre.





Perdona.


Eso también es una absurda exageración.




¿Me entiendes? Soy pura fachada. Todo esto es bonito porque no lo estoy pensando. Y por ese mismo motivo, no es verdad. No es que lo irracional sea falso, no quieras darle ningún significado metafórico. No sé si es una virtud saber combinar bien las palabras. En mi caso no lo es, pretendía sincerarme porque llevo una puta media hora haciéndolo en mi cabeza. El problema llega al querer poner al papel todo lo que estabas pensando. Inconscientemente doras la píldora y actúas de embellecedor.





La última frase también es una absurda exageración.



Todo el blog es una absurda exageración. ¿Sabes por qué? Porque ni siquiera sé lo que no es una exageración.


Y todo esto viene porque te volví a cerrar la puerta en las narices y lo más osado es que no me atrevo a considerarlo como un acto de cobardía.